Sobre el acné…

 

Durante mi adolescencia el acné no fue un problema para mí. Ciertamente tenía mis brotes, los cuales, como cualquier adolescente, me ponían de cabeza, pero nunca fue una gran preocupación. La situación empezó a complicarse a partir de los 21 años. Consulté a varios dermatólogos, me realicé diversos tratamientos que incluían antibióticos orales, antibióticos locales, lociones y cremas, limpiezas de cutis periódicas. Por épocas mejoraba, pero luego recaía. También consulté varios ginecólogos, los cuales me recetaban distintos anticonceptivos orales, estos también me ayudaban por períodos de tiempo, pero además sufría de ciertos efectos secundarios como por ejemplo intensos dolores de cabeza o ligeros sangramientos durante el mes.

 

Hubo dos momentos de mayor crisis, que ocurrieron después de mis embarazos (30 y 34 años de edad). Aquí los brotes eran mucho más numerosos e incluían forúnculos. El diagnóstico del dermatólogo fue que yo padecía de Acné grado 4 («¿y cuántos grados hay doctor?»… «hay 4 señora»…). En esas dos ocasiones, luego de amamantar a mis bebés tomé Roacutan (Accutane). En ambos casos la mejoría fue notoria. La primera vez, los efectos duraron aproximadamente 1 año. Luego empecé nuevamente con brotes, aunque más suaves, sin forúnculos. En la segunda ocasión, no ocurrió lo mismo, la recaída fue mucho antes, lo cual me deprimió muchísimo, porque yo realmente no quería tomarlo. Sólo basta leer en el prospecto, los efectos secundarios, para darse cuenta lo fuerte que es este medicamento y lo dañino que puede ser para el organismo. En ese entonces el dermatólogo me recomendó que tomara anticonceptivos para complementar el tratamiento, sin embargo esto tampoco me ayudó.

Y fue así como me cansé de todo eso, y de ir en contra de mi natural tendencia hacia lo natural. En ese entonces comencé a estudiar Naturopatía y poco a poco empecé mi proceso de desintoxicación. Dejé las pastillas anticonceptivas. Hacía mucho tiempo ya que no comía carnes rojas, dejé gradualmente las carnes blancas (pollo, pavo), más que nada porque cada día me gustaban menos. Las sustituí por leguminosas y oleaginosas. Eliminé los lácteos, los consumo ocasionalmente. Realicé dietas de crudos. Hice ayunos y monodietas de uva. Aumenté mi ingesta de agua. Evacuar todos los días, y más de una vez al día es fundamental. Los cataplasmas de arcilla me ayudaron mucho a secar los brotes y trabajar las cicatrices. Comencé a hacer yoga, práctica que me ha ayudado enormemente a serenarme (pues me estreso fácilmente) y además me enseñó a respirar. Según la Medicina Tradicional China, la piel es del pulmón. Si estimulamos al pulmón, ayudaremos a la piel. El fundamento del yoga está en la respiración, con lo cual, entre muchos otros beneficios, la piel se nutre. El realizar respiraciones profundas durante el día también es muy importante, por lo menos 10 al despertarse, 10 al acostarse, y repetir durante el día lo más que podamos.

Hoy puedo decir que la situación está bajo MI control. Mi piel es suave, sin marcas, los brotes son muy leves y esporádicos. Procuro usar productos naturales. Exfolio la piel de todo mi cuerpo semanalmente, con un guante de crin. La hidrato con aceite de oliva extra virgen. En el rostro uso cremas con clorofila y de algas, sin químicos. Tengo claro que la piel es mi punto débil, y cuando por alguna razón pierdo mi equilibrio (alimentación, stress), mi piel me lo hace saber. El chocolate es una de mis pasiones, procuro comerlo con moderación, pero me doy mis gustos. Llevo un estilo de vida con el que me siento a gusto, no considero que esté haciendo ningún sacrificio.

Cuento mi experiencia porque sé cómo se siente cualquier persona que tenga acné, sea joven o adulto. La literatura disponible sobre el tema muchas veces confunde, por un lado te dicen que la alimentación no tiene nada que ver, por otro lado que sí. No quiero decir que lo que yo hice funcione en todos los casos, pero estoy segura que cambiando el estilo de vida, alimentándose bien, bebiendo mucha agua, realizando ejercicios físicos y de respiración, y moderando el stress, los cambios pueden ser notorios.  La solución no está afuera, está dentro de nosotros…

Estoy a la orden para cualquier duda, consulta o simplemente para escuchar tu historia…

Rosina Albano