Cereales integrales… no de caja por favor!

Cuando escuchamos la palabra CEREAL, lo primero que nos viene a la mente son los cereales de caja que encontramos en el supermercado. Sin querer condenarlos a todos, lo cierto es que en su gran mayoría son altamente procesados, con poca fibra y cargados de azúcar y aditivos químicos. En este caso queremos hablar de la fuente, del grano como tal, que es verdadero alimento. Más

¿Te caen pesados los granos?

 

Mucha gente deja de consumir leguminosas (caraotas, lentejas, garbanzos, judías…) alegando que le caen pesados o les producen gases y flatulencias.

Para que los granos se digieran más fácilmente es importante colocarlos en remojo por lo menos 12 horas antes de cocinarlos (siendo lo ideal entre 18 y 24 horas).  Asimismo, el agua del remojo debe cambiarse varias veces.  De esta manera, por un proceso de osmosis, los mismos liberarán parte del almidón que se concentró durante su secado y se eliminarán algunos azúcares indigestos que se desprenden de la corteza de las semillas durante el remojo.  En casos extremos, se puede probar eliminando el agua del primer hervor (añadiendo agua nueva) e incluso el agua al final de la cocción.

Otro dato importante es que lo ideal es comerlos solos, o en su defecto acompañarlos con vegetales verdes (lechuga, espinaca…) que facilitan su digestión.  La combinación de granos con otros carbohidratos (arroz, papa, zanahoria) dificulta el proceso digestivo, en especial en personas delicadas del estómago, favoreciendo los gases y la flatulencia.

Las legumbres son excelente fuente de proteínas sin la desventaja de las carnes que poseen elevados niveles de grasas saturadas y colesterol.  Son ricas en carbohidratos lo cual les proporciona un gran poder energético y la capacidad de verter glucosa gradualmente en el torrente sanguíneo.  Por ello dan la sensación de plenitud durante bastante tiempo y mantienen los niveles de azúcar muy estables.  Además son ricas en fibra, vitaminas del grupo B, vitaminas A y C, hierro, calcio, fósforo y magnesio.

Existen personas que presentan una condición genética la cual les limita la producción de ciertas enzimas necesarias para la digestión de las leguminosas, por lo cual sufren de flatulencias o dolor de vientre.  Sin embargo, antes de auto clasificarte en ese grupo, haz la prueba y seguro notarás la diferencia.  No dejes de comer este fabuloso y completo alimento.

Rosina Albano

¿Por qué el azúcar blanco es dañino para nuestra salud?

 

El consumo de azúcar blanco ha sido ampliamente vinculado con enfermedades degenerativas, tales como cardiopatías, diabetes y el cáncer entre otras, así como a la obesidad, desórdenes digestivos, hiperactividad y caries dentales. Esto sin contar con el consumo de harinas de trigo, maíz y otros cereales que en el proceso digestivo se transforman en azúcar.

El azúcar que nos da la naturaleza no es pura. Viene acompañada de complejas combinaciones de enzimas, vitaminas y minerales, que permiten que el azúcar pueda ser asimilado y quemado fácilmente en el organismo y así darnos energía. Todo esto se pierde cuando se refina el azúcar (de lo cual queda la sacarosa). Entonces, el organismo se ve obligado a ceder reservas propias de vitaminas (en particular tiamina), enzimas y minerales, para asimilar la sacarosa o azúcar blanco; con la consiguiente alteración del metabolismo y funciones normales de los órganos que pierden dichos biocatalizadores, lo que conduce a la secuela de enfermedades mencionadas. El azúcar blanco, pues, no sólo no nutre, sino que literalmente le roba al cuerpo nutrientes que ya posee. Por si fuera poco, el blanqueo y pulitura del azúcar blanco requiere de algunas sustancias químicas como el ácido fosfórico (usado en la industria como corrosivo), de efectos perjudiciales para la salud. Más